ME LLEVO (Japón)

Me llevo flores de Sakura de las ciudades que recorrimos. También la que me regaló una mujer en aquel templo.
Me llevo la amabilidad y las ganas de compartir tu cultura y geografía. Me llevo tu gran estímulo sensorial y el silencio de tus templos y santuarios.
Me llevo el entender que existe una única forma de hacer las cosas: lo mejor posible.
Me llevo el gusto del okonomiyaki en la boca (y en la ropa). Y ese taiyaki, relleno de porotos rojos, que con la primera mordida comenzó la suerte.
Me llevo un cuaderno lleno de recuerdos y cada uno de los sellos que se convirtió en ritual. Me llevo su invitación a soltar lo conocido y abrazar lo desconocido. Me llevo las diferencias y las similitudes.
Me llevo un compromiso para toda la vida. Por cada cosa que nos sorprendía, decíamos, Japón lo tiene TODO.
Ningún relato puede decir a nadie lo que fue este viaje pero en las próximas semanas intentaré poner en palabras esta experiencia.
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